Estamos quemados: ¿cómo tratar y prevenir el Burnout?

burnout

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al burnout como una enfermedad y va a ser incluida en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades. En este marco, algunos de los síntomas que conlleva el “estar quemado” son:

  • Estrés.
  • Ansiedad.
  • Cansancio.
  • Falta de concentración.
  • Desgaste mental.
  • Agotamiento laboral.

Por medio de estos síntomas se distingue el síndrome del quemado, mal que aqueja a la sociedad actual y que se encuentra estrictamente relacionado con el trabajo o el ámbito laboral.

Argentina es el país de la región con mayor incidencia del burnout. Según una encuesta del portal de empleos Bumeran, el 86% de los argentinos dicen experimentar este síndrome. Además, el 87% dijo sentirse “más quemado” que el año pasado; el 46% experimenta falta de energía o cansancio extremo; y el 21% percibe falta de eficacia para trabajar. Un punto no menor es que los empleados manifiestan no poder organizar su carga laboral y su vida personal

Además, el 46% de las personas trabajan por fuera de su horario laboral y, con respecto a las posibles causas de todo esto, la mayoría señala la falta de claridad sobre lo que su rol implica y la sobrecarga de trabajo.

La OMS define esta afección como “el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Hay señales que indican que es necesario consultar con un especialista. Además, se debe tener en cuenta que hay algunos signos de alarma que pueden considerarse como parte de un cuadro clínico que necesitará supervisión de un psicólogo o psiquiatra. 

¿Cuándo consultar a un especialista?

El burnout posee cuatro niveles y cada uno conlleva distintos grados de intensidad: 

  1. Leve: quejas que son vagas, dificultad para levantarse a la mañana, falta de concentración y de atención.
  2. Moderado: cinismo, aislamiento, negativismo, suspicacia y agotamiento físico.
  3. Grave: ausentismo, aversión, mal comportamiento, enlentecimiento, automedicación con psicofármacos, abuso de alcohol o drogas.
  4. Extremo: aislamiento exagerado, colapso, emociones fuertes, cuadros psiquiátricos y atentar contra la vida.

Combatir el síndrome de desgaste profesional o agotamiento en el trabajo es posible, más si es con ayuda profesional. Además, se le debe advertir a empresas y a los trabajadores para que cada uno pueda hacer su parte.

Es muy importante preocuparse por la calidad de vida de sus empleados e implementar programas de bienestar laboral, fomentar un buen clima laboral y compañerismo. Por último, es esencial implementar estrategias que permitan detectar casos a tiempo.

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