Desde la psicología aseguran que las personas que más tienden a progresar en la vida son aquellos que logran tener una mentalidad de crecimiento. Esto es, poder modificar todas las creencias que hay sobre aprendizaje, habilidades y conocimiento de una perspectiva negativa a una positiva. De esa forma, los preconceptos que hay sobre uno se pueden cambiar.
Muchos insisten en que es vital poder manejar los pensamientos que uno tiene. Ya que la mente es lo que condiciona la vida que vamos a tener, entendiendo que lo que una persona piensa es lo que se proyecta en la realidad, es crucial lograr adaptar algunos hilos de pensamientos que no sean buenos a unos positivos.
CÓMO CULTIVAR UNA MENTALIDAD DE CRECIMIENTO
1. Reconoce tu propia mentalidad: la conciencia es el primer paso para el cambio. Observar tus pensamientos automáticos te permite identificar si se tiende hacia una mentalidad de crecimiento o una mentalidad fija, en donde se cree que tus habilidades y talentos son fijos y no pueden cambiarse. Ser consciente de tus pensamientos te ayuda a desafiar las creencias limitantes y adoptar una mentalidad más flexible y abierta al crecimiento.
2. Reconoce que puedes cambiar tus creencias fijas: sugiere que nuestras creencias sobre nuestras habilidades y talentos pueden influir en nuestro éxito y bienestar. Cultivar una mentalidad de crecimiento implica creer que nuestras habilidades pueden desarrollarse a través del esfuerzo, la práctica y la perseverancia. Al practicar pensamientos relacionados con esta mentalidad, como ver los errores como oportunidades de aprendizaje, se puede cambiar gradualmente tus creencias limitantes por otras que fomenten el crecimiento personal.
3. Sé paciente con tus errores e imperfecciones: el proceso de aprendizaje implica cometer errores y enfrentar obstáculos. Ser paciente contigo mismo te permite aceptar tus imperfecciones como parte del proceso de crecimiento. En lugar de enfocarte en la perfección inmediata, concentrarse en el progreso a largo plazo y celebra cada pequeño avance que se haga. La paciencia y la autocompasión son clave para mantener la motivación y la resiliencia durante los momentos difíciles.
4. Prueba distintas estrategias de aprendizaje: todos aprendemos de manera diferente, por lo que es importante experimentar con diferentes enfoques y técnicas de aprendizaje para descubrir cuál funciona mejor para ti. Algunas personas aprenden mejor a través de la práctica activa, mientras que otras prefieren aprender de manera colaborativa con otras personas. Mantener una mentalidad abierta y dispuesta a probar nuevas estrategias para encontrar la que se adapte mejor a tu estilo de aprendizaje y objetivos personales.
5. Reconoce acciones más que características personales: al brindar retroalimentación o evaluar el desempeño, es importante centrarse en las acciones específicas y los esfuerzos realizados en lugar de juzgar las características personales. Reconocer las acciones fomenta una mentalidad de crecimiento al enfocarse en el proceso y el esfuerzo, en lugar de en atributos innatos que no pueden cambiarse.