El ejercicio de fuerza trabaja mucho los músculos del cuerpo. Las fibras musculares se rompen, por lo que es necesario contar con buen descanso para que así suceda. Es aquí cuando entra el tema de elongar tras hacer un entrenamiento en el gimnasio, en donde muchos consideran que es un must, mientras que otros prefieren no hacerlo.
Lo cierto es que es un tema que está debate hace mucho tiempo y ya son miles las opiniones que hay al respecto. Especialistas en deporte y en el cuerpo humano, así como profesores de educación física, kinesiólogos y médicos explicaron cuál es el origen de esta discusión y cuál es el veredicto final sobre la elongación.
ELONGAR TRAS EJERCITAR EN EL GIMNASIO
Elongar como actividad trae miles de beneficios para el cuerpo humano, eso no lo discute nadie. El estiramiento regular ayuda a aumentar la amplitud de movimiento en tus articulaciones, lo que puede mejorar tu flexibilidad general y por lo tanto aumentar la calidad de vida en general. El yoga, de hecho, es una las actividades que más la promueve.
Sin embargo, el debate no tiene que ver con respecto a los beneficios de elongar. Se debe a que elongar después de hacer un entrenamiento de fuerza no es lo ideal. Antiguamente se creía que estirar los músculos tras haberlos entrenado era genial para evitar dolores y malestares, sobre todo cuando uno comienza a hacer actividad física.
Con el tiempo, los especialistas en músculos confirmaron que no hay que hacer tal cosa. La realidad es que tras romper las fibras musculares, lo mejor que se puede hacer es comer proteína para favorecer la sintetización de las mismas, así como descansar lo más que se pueda para que el cuerpo se relaje y se recupere.
Elongar, por su parte, está perfecto y hay que hacerlo… pero en otro momento del día. Algunos recomiendan que un día a la semana esté destinado para practicar el estiramiento y la flexibilidad. De esa forma, los músculos no se ven comprometidos y el cuerpo sigue obteniendo los beneficios de la elongación.
Equiparar el entrenamiento de fuerza con los de flexibilidad y relajación, además de sumar un poco de cardio para atacar el sistema cardiovascular, es la combinación perfecta de entrenamiento para el cuerpo. Así se garantiza que la calidad de vida mejora y nos preparamos para disfrutarla de forma plena, sanos y contentos.
Todo esto se debe ver equiparado con una buena alimentación, que es hasta incluso más importante que toda la rutina de entrenamiento. El cuerpo se nutre desde adentro y es el alimento el combustible que tenemos para poder ejercitar. Elegir una alimentación consciente y saludable, que se adapte a nuestro estilo de vida, es lo mejor que podemos hacer por nuestro cuerpo. A su vez, practicar meditaciones y el mindfulness para aliviar la mente de los estragos del día es un buen complemento. Respirar y meditar hacen que la mente descanse y se prepare para solventar mejor los desafíos.