Este año recibe el Premio Nobel de la Paz la periodista e ingeniera que se encuentra bajo detención en Teherán desde el año 2021, aunque ha sido arrestada en numerosas ocasiones durante más de veinte años. Ella afirma que el fin del régimen teocrático ocurrirá inevitablemente.
Narges Mohammadi, galardonada con el Nobel de la Paz 2023, es una destacada activista iraní que ha estado en la vanguardia de la lucha contra el régimen teocrático de Irán. Ha sido detenida y condenada en múltiples ocasiones debido a su valiente activismo, que incluye la oposición al uso obligatorio del velo para las mujeres y la lucha contra la pena de muerte. Actualmente, se encuentra en prisión y enfrenta condenas que suman más de 30 años.
Mohammadi, una periodista e ingeniera de 51 años, ha pagado un alto precio por su compromiso público durante más de dos décadas, comenzando con su primera detención hace 22 años.
Narges Mohammadi ha enfrentado un total de 13 arrestos y ha sido condenada en cinco ocasiones, lo que suma un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. Este año, se han presentado tres nuevos casos en su contra, lo que podría resultar en condenas adicionales.
El premio Nobel otorgado a Mohammadi coincide con un amplio movimiento de protesta en Irán tras la trágica muerte de Mahsa Amini, una joven iraní que falleció bajo custodia policial hace un año, presuntamente por infringir el estricto código de vestimenta para las mujeres.
Después del anuncio del Nobel, tanto la ONU como el comité noruego han instado a Irán a liberar a Mohammadi, quien se encuentra detenida en la prisión de Evin, en Teherán. Según Reporteros Sin Fronteras, Mohammadi está siendo objeto de un hostigamiento judicial.
El 16 de septiembre pasado, Narges Mohammadi y otras tres prisioneras realizaron un acto simbólico al quemar sus velos en el patio de la cárcel. Este gesto conmemoraba el aniversario de la muerte de Mahsa Amini, según la cuenta de Instagram de Mohammadi, que es administrada por su familia.
Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años, perdió la vida después de ser detenida por supuestamente violar el estricto código de vestimenta para las mujeres en Irán. Su trágica muerte desencadenó un amplio movimiento de protesta en la República Islámica, representando uno de los mayores desafíos al régimen en sus más de cuarenta años de existencia.
Mohammadi siempre ha ubicado a la prisión como una plataforma y lugar para fomentar el activismo. Durante las manifestaciones en Irán en 2022, ella organizó tres protestas y sentadas y pronunció discursos en el patio de la prisión.
Sobre la República Islámica de Irán:
Irán es una república islámica teocrática con un sistema político basado en la Sharia, la ley islámica. El sistema político iraní se caracteriza por la supremacía del líder supremo, quien es el máximo poder en el país y tiene autoridad sobre todos los asuntos políticos y religiosos. El líder supremo es elegido por un cuerpo conocido como la Asamblea de Expertos. El líder supremo es la figura más poderosa de Irán y ejerce un control total sobre las Fuerzas Armadas, el poder judicial y otros aspectos clave del gobierno. El actual líder supremo es Ali Khamenei, quien asumió el cargo en 1989 tras la muerte del Ayatolá Ruhollah Jomeini.
Derechos Humanos y Libertades:
El régimen iraní ha enfrentado críticas y condenas internacionales por su historial en materia de derechos humanos, incluyendo restricciones a la libertad de expresión, persecución de disidentes políticos, y violaciones de derechos civiles y políticos.
Irán tiene restricciones significativas a la libertad de expresión y prensa. Los periodistas y medios de comunicación independientes a menudo enfrentan censura, persecución y detenciones por criticar al gobierno o expresar opiniones contrarias a las políticas oficiales.
A su vez, las organizaciones de derechos humanos y activistas a menudo enfrentan hostigamiento, represión y detenciones por parte de las autoridades iraníes. La libertad de asociación y reunión está severamente limitada.
Por otro lado, cuentan con discriminación étnicas y religiosas, como a los kurdos, los árabes y los baha’ís. Enfrentan discriminación y persecución. Sus derechos culturales y religiosos son a menudo restringidos.
A pesar de algunas reformas en años recientes, las mujeres en Irán enfrentan desigualdad de género y discriminación. Las leyes de vestimenta obligatoria, como el uso del hijab, son controvertidas y han dado lugar a protestas.
El gobierno iraní monitorea y censura Internet y las redes sociales. Ha bloqueado el acceso a numerosos sitios web y plataformas de medios sociales, lo que dificulta la libre circulación de información y la libertad de expresión.